El Sello de Deucalión en las Culturas
A lo largo de todos los tiempos, muchos autores han
hablado de este tema.
Platón en sus
“Diálogos” analiza las objeciones de quienes no han creído en este continente
como realidad histórica.
Examina también
testimonios a favor de egipcios, griegos y romanos del pasado.
Platón menciona
que finalmente la Atlántida
se hundió bajo las olas del mar debido al fenómeno llamado “Diluvio” conocido
por todos los pueblos tanto antiguos como modernos.
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Los mayas y la destrucción del 4to mundo. |
El pueblo Azteca
dejó plasmado en sus códices la destrucción de la raza humana en 4 ocasiones o
soles como ellos le llaman, sol de agua, sol de tierra, sol de fuego y sol de
aire.
El médico y
filósofo Rosacruz Arnoldo Krum Héller, nos menciona que la evolución humana se
divide en 7 rondas y cada una de ellas en siete razas raíces, las que a su vez
se dividen en sub-razas, lo cual no debe aceptarse como verdades axiomáticas,
pero sí, susceptibles de comprobación.
No debemos
imaginar que éstas razas aparezcan bruscamente sobre la faz de la tierra, la
evolución se hace lenta y progresivamente.
El primer
continente del que se tiene noticia es la Lemuria , teoría confirmada por sabios modernos
como Haeckel quien se hiciera célebre por sus “Enigmas del Universo”, dice que
la cuna de la humanidad fue evidentemente la Lemuria.
Según el poeta
griego Hesíodo (siglo VIII a.C.), había 4 edades para cada raza, la primera en
la que los pobladores vivían como Dioses y en la cual reina la justicia y la
verdad, Edad de Plata ya decaía en esplendor y belleza, la
siguiente edad de cobre con mayor decadencia y por último edad de hierro o edad
negra, el presente período del mundo, edad de la discordia y del mal.
Platón evoca en su
Timeo o de la naturaleza la decadencia moral de los atlantes que se produjo
cuando éstos degeneraron y se olvidaron de sus Dioses y por ello fueron
castigados por el dios Zeus.
Platón describe la Atlántida como un
paraíso terrestre, de imponentes montañas, fértiles llanuras, ríos navegables,
ricos depósitos de minerales y una numerosa y floreciente población.
El Zend-Avesta,
libro sagrado de los parsis menciona que el Dios Azura Mazda ordenó a Yuma,
patriarca persa que se preparase para el Diluvio. Yuma abrió una cueva, donde
durante la inundación, fueron encerrados los animales y las plantas necesarios
para los hombres.
El Mahabarata
cuenta cómo el dios Brama se presentó en forma de pez ante Manú (padre de la
raza) para prevenirle del acontecimiento por venir, le aconsejó construir una
nave y embarcar en ella.
Vaivaswata hijo de
Vivaswat (el Sol), nombre del séptimo manú, antecesor de la raza post-diluviana
o sea la nuestra. Célebre hijo de Surya el Sol, después de haberse salvado del
diluvio en una arca construída por mandato de Vichnú, fundador de la dinastía
solar de reyes.
Yuma de la leyenda
persa, Deucalión griego.
Entendemos que no
solo hubo un solo Noé (Noah) en inglés, el nuevo hombre de la nueva raza.
Entre otros simbolismos, representa la septenaria hueste de los Elohim,
creadores o conservadores del Universo.
Apócrifos del
Antiguo Testamento:
Estuvieron Adan y
Eva en el Paraíso, viviendo con inocencia hasta que fueron tentados y
sucumbieron a la tentación, como castigo fueron expulsados del Edén, parió Eva
a Caín, luego a Abel y más tarde a Awan. Caín mató a Abel y por ello el Señor
lo hizo errante y lo maldijo.
Tuvieron otros
hijos y por descendencia nació Henoc, primero del género humano nacido sobre la
tierra que aprendió la escritura, la doctrina y la sabiduría y escribió en un
libro las señales del cielo.
Henoc estuvo con
los ángeles del señor y ellos le mostraron todo cuanto hay en la tierra, en los
cielos y el poder del sol y lo escribió todo.
Exhortó a los que
cometieron abominaciones y dio testimonio contra todos ellos. Fue elevado
entre los hijos del género humano y fue enviado al Jardín del Edén para gloria
y honor.
Por ello hizo el
Señor llegar el agua del diluvio sobre toda la tierra del Edén. Lamec hijo de
Matusalén tomó por esposa a Betenos y ésta parió un hijo al que llamó Noé.
Cuando los hijos
de los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la faz de la tierra y tuvieron
hijas, vieron los ángeles del Señor que eran hermosas en aspecto, las tomaron
por mujeres y parieron hijos que fueron gigantes. Creció entonces la iniquidad
sobre la tierra y todos los mortales corrompieron su conducta, desde los
hombres, hasta los animales y bestias, aves y reptiles.
Miró entonces el
Señor a la tierra y todo estaba corrompido y dijo: “Destruiré a todos los
mortales sobre la faz de la tierra que cree” Solo Noé halló gracia ante los
ojos del Señor.
De cuantos habían
corrompido su conducta y juicio no aceptó más que a Noe, y a los que
salvó de las aguas del diluvio por él. Le ordenó construir un arca y entrar en
ella y el Señor la cerró por fuera. Abrió el Señor las siete cataratas del
cielo y las bocas de las fuentes del gran abismo en número de siete bocas.
Comenzaron las cataratas
a soltar agua desde el cielo cuarenta días y cuarenta noches y también
las fuentes del abismo hicieron subir agua desde abajo, hasta llenarse todo el
mundo de líquido. El agua creció sobre la tierra, elevándose quince codos por
encima de todos los altos montes, el arca se elevó también sobre la tierra y
flotaba sobre la faz de las aguas. Después de un tiempo el agua se
fue al abismo y comenzaron a verse las cimas de los montes, luego
la tierra hasta que ésta se secó, Noé abrió el arca y salieron de ella.
Construyó un
templo en aquel monte e hizo sacrificio que fue agradable a los ojos del
Señor y así comenzó una nueva raza, la nuestra.
Helena Petronila
Blavatski en Doctrina Secreta tomo III comenta:
Por otra parte, ni el Diluvio caldeo ni el bíblico, con sus fábulas de
Nisuthros y de Noé, están basados en el Diluvio universal, ni aun en los de los
Atlantes, registrados en la alegoría inda del Manu Vaivasvata. Son aquéllos
alegorías exotéricas basadas en los Misterios Esotéricos de Samotracia. Si los
caldeos más antiguos conocían la verdad esotérica, oculta en las leyendas
puránicas, las otras naciones sólo conocían el Misterio Samotracio, y lo
alegorizaban.
Lo adaptaron a sus nociones astronómicas y antropológicas, o más bien
fálicas. Históricamente se sabe que Samotracia ha sido célebre en la antigüedad
por un diluvio que sumergió el país hasta las montañas, suceso que tuvo lugar
antes del tiempo de los argonautas.
Se inundó rápidamente por las aguas del Euxino, que hasta entonces
había sido considerado como un lago (10). Pero, además, los israelitas tenían
otra tradición en que basar su alegoría, la leyenda del Diluvio, que transformó
el actual desierto de Gobi por última vez en un mar, hace 10.000 ó 12.000 años,
y que echó a las montañas vecinas a muchos Noés y sus familias.
Como los relatos babilónicos sólo ahora han sido restaurados de
cientos de miles de fragmentos mutilados (sólo en el terraplén de Kouyunjik se
han descubierto, desde las excavaciones de Layard, más de 20.000 fragmentos de
inscripciones), las pruebas que aquí se citan son relativamente escasas; sin
embargo, tal como son, corroboran casi todas nuestras enseñanzas, y por lo
menos tres, con toda seguridad. Éstas son:
1. Que la raza que fue la primera en caer en la generación, era
una raza obscura (zalmat-qaqadi) que llamábanla Adamu o Raza Obscura; y que la Sarku , o Raza Clara,
permaneció pura mucho tiempo después.
2 Que los babilonios reconocían dos Razas principales en el
tiempo de la Caída ,
habiendo precedido a esas dos la
Raza de los Dioses, los Dobles Etéreos de los Pitris. Tal es
la opinión de Sir H. Rawlinson. Estas Razas son nuestras Segunda y Tercera
Razas-Raíces.
3 Que estos siete Dioses, cada uno de los cuales creó un Hombre,
o Grupo de hombres, eran “los Dioses aprisionados o encarnados”. Estos Dioses
eran: el Dios Zi; el Dios Zi-ku (Vida Noble, Director de Pureza); el Dios
Mir-ku (Corona Noble), “Salvador de la muerte de los Dioses (más adelante)
aprisionados”, y Creador de “las razas obscuras que su mano hizo”; el Dios
Libzu, “sabio entre los Dioses”; el Dios Nissi; el Dios Suhhab; y Hea o Sa, su
síntesis, el Dios de la
Sabiduría y del Océano, identificado con Oannes-Dagon, en el
tiempo de la Caída ,
y llamado, colectivamente, el Demiurgo, o Creador.
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